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La guía definitiva para recuperar la atención

Una mujer se relaja en una hamaca al aire libre mientras lleva auriculares

En una época en la que una persona media consulta su teléfono 96 veces al día, recuperar nuestra atención se ha convertido en uno de los retos más urgentes de la vida moderna. Podemos luchar contra la economía de la atención mediante estrategias de resistencia individual y acciones colectivas para remodelar los sistemas diseñados para captar nuestra atención.

La solución requiere un enfoque múltiple: poner límites personalmente, organizarse colectivamente para establecer normativas centradas en la atención y crear espacios digitales alternativos, y realinear sistémicamente los incentivos económicos para priorizar el bienestar humano sobre los beneficios empresariales. Sigue leyendo si quieres recuperar la capacidad de atención que te han robado.

¿Cómo podemos recuperar nuestra atención?

En su libro El canto de las sirenasChris Hayes explica que podemos actuar, individual y colectivamente, para resistir a la economía de la atención y exigir un camino más saludable.

Resistir personalmente a la economía de la atención

Hayes reconoce que la resistencia individual a la economía de la atención se enfrenta a enormes desafíos, pero sostiene que las estrategias personales siguen siendo necesarias y potencialmente eficaces. La economía de la atención está diseñada por equipos de ingenieros y psicólogos que emplean miles de millones de dólares y tecnología sofisticada para explotar la psicología humana. La fuerza de voluntad individual por sí sola no puede superar sistemáticamente una manipulación tan sistemática. Pero la acción individual, aunque no puede resolver un problema sistémico, puede ayudar a reducir el daño a medida que se desarrollan cambios más amplios, y ofrece una forma de modelar enfoques más reflexivos para que otros los sigan.

La estrategia personal más radical que propone Hayes es abandonar los smartphones en favor de los "teléfonos tontos", que pueden hacer llamadas y enviar mensajes de texto pero no acceder a Internet ni ejecutar aplicaciones. Hayes argumenta que los teléfonos inteligentes se han convertido en un elemento tan central del modelo de negocio de la economía de la atención que renunciar a ellos representa una forma de resistencia económica y de protección personal. Para aquellos que no quieran o no puedan abandonar los teléfonos inteligentes, Hayes sugiere establecer límites estrictos en torno a la participación digital: apagar todas las notificaciones no esenciales, utilizar bloqueadores de sitios web y aplicaciones durante los períodos de trabajo concentrado y establecer zonas libres de teléfonos para eliminar el mayor número posible de desencadenantes involuntarios de la atención de la vida cotidiana.

(Nota breve: Hayes enmarca el cambio a los "teléfonos tontos" como una forma de protección personal y resistencia económica contra la extracción de atención, pero esta solución no es factible para todos. Muchos de ellos cuestan entre 299 y 799 dólares, a menudo más que los smartphones básicos. Entretanto, muchos trabajos exigen teléfonos inteligentes, incluso para puestos con salarios bajos, y los servicios esenciales requieren cada vez más el acceso a teléfonos inteligentes para operaciones bancarias, navegación y comunicación. Muchos usuarios de teléfonos inalámbricos tienen un teléfono inteligente de reserva para tareas que requieren autenticación mediante aplicaciones. Esto sugiere que la exclusión voluntaria puede ser más simbólica que sistémica, una opción disponible sobre todo para quienes tienen flexibilidad y privilegios económicos).

Hayes también recomienda consumir medios a través de formatos que resistan las técnicas de extracción de la atención. Leer periódicos y libros en papel ayuda a captar contenidos diseñados para una atención sostenida, y escuchar podcasts de larga duración o ver documentales ejercita los músculos cognitivos necesarios para una concentración profunda. Elegir medios por suscripción en lugar de plataformas con publicidad reduce la exposición a contenidos de atención optimizada diseñados principalmente para ofrecer globos oculares a los anunciantes.

(Nota breve: las investigaciones respaldan algunos beneficios del paso de los soportes digitales a los físicos: En The ShallowsNicholas Carr señala que leer en papel en lugar de en pantallas permite una mayor comprensión. Pero los críticos sostienen que esto pasa por alto el problema estructural: por ejemplo, en IndistractableNir Eyal sostiene que la tecnología no es la causa principal de la distracción, y que la cultura del lugar de trabajo y los factores ambientales son más culpables que nuestros dispositivos digitales. Un problema mayor puede ser que las opciones mediáticas individuales no aborden los incentivos económicos que impulsan el diseño de la captura de la atención).

Tal vez lo más importante es que Hayes hace hincapié en cultivar la conciencia de adónde va tu atención, si esa asignación sirve a tus intereses y qué puedes estar perdiéndote mientras te concentras en el contenido digital. Explica que la práctica de la meditación, aunque no sea explícitamente política, puede convertirse en una forma de resistencia al fortalecer tu capacidad para ejercer tu atención voluntaria y reducir tu susceptibilidad a la captura de tu atención involuntaria.

Mindfulness como herramienta

Similar al consejo de Hayes, Gloria Mark, autora de Attention Spantambién recomienda la atención plena como método para aumentar la capacidad de concentración. Mark explica que cuando te concentras, tu atención está orientada a un objetivo, pero los impulsos que te distraen no lo están, lo que significa que proceden de diferentes áreas del cerebro. Concentrarse en una tarea cambia fisiológicamente secciones del cerebro, pero sólo temporalmente. Cuando esos cambios desaparecen, tu capacidad de concentración se agota y te vuelves vulnerable a reacciones instintivas, como responder a las notificaciones de las redes sociales o ceder al impulso de picar algo en lugar de trabajar. Mark dice que no es práctico luchar indefinidamente contra los instintos del cerebro, y que intentarlo sólo puede provocar estrés.

En lugar de intentar controlar todos tus impulsos, deberías intentar ser más consciente de tu estado de atención y tu nivel de energía para poder aprovechar la naturaleza dinámica de tu atención y evitar que tu autocontrol se desvanezca por completo. Por ejemplo, Mark sugiere encontrar puntos de parada lógicos en las tareas que requieren una concentración constante. Si programamos un tiempo para apartarnos de un proyecto y consultar el correo electrónico o charlar con un colega, minimizaremos el desgaste que supone para el cerebro intentar hacer varias cosas a la vez. Otra forma de liberar recursos mentales es anotar los detalles de las cosas que dejas inacabadas para que no vivan libres en tu cabeza y te distraigan de otras prioridades.

Encontrar el equilibrio

En Duración de la atenciónGloria Mark aboga por un equilibrio entre periodos de concentración profunda, tareas más "mecánicas" y descansos para recargar la mente. Para lograrlo, recomienda practicar tres habilidades: autoconciencia, planificación del tiempo y automoderación. 

Autoconciencia

Para empezar, Mark sugiere que conozcas el ritmo natural de tu mente: ¿cuándoaumenta y disminuye tu capacidad de concentración a lo largo del día? Esto es diferente para cada persona, a pesar de lo que puedan sugerir nuestros horarios de trabajo asignados. Algunas personas se concentran mejor por la mañana, mientras que a otras les resulta más fácil al final del día o por la noche. También influye el día de la semana: algunos somos más productivos el lunes, mientras que otros necesitan varios días para acelerar. Una vez que conozcas tu ritmo personal, podrás programar tus proyectos de alta concentración para los momentos en los que tengas más energía para gastar.

Sin embargo, Mark también sugiere que te tomes el tiempo necesario para observar conscientemente tus actividades diarias y preguntarte hasta qué punto son importantes. ¿Estás perdiendo el tiempo en cosas que no contribuyen a tus objetivos generales? ¿Obtienes algún beneficio de tu tiempo en las redes sociales, o simplemente las consultas por costumbre? Puede que descubras que algunas de las cosas "sin sentido" que haces te aportan alegría y reponen tu energía, mientras que algunas de las cosas "importantes" que haces no están proporcionando un retorno a tu inversión mental.

Planificación

Mark escribe que, una vez que hayas averiguado los patrones de tu concentración y decidido qué tareas son más productivas, puedes diseñar tu día para optimizar tus recursos cognitivos en lugar de limitarte a programar tareas. Esto incluye incorporar "tiempos muertos", es decir, periodos de descanso o actividades sencillas que te ayuden a reponer tu capacidad mental. Por ejemplo, si tu plan incluye pasar dos horas trabajando en un informe urgente, quizá debas programar un largo almuerzo o un paseo por el parque inmediatamente después, en lugar de lanzarte de lleno a una reunión o a una enorme pila de correos electrónicos.

Mark también insiste en que, al planificar el día, hay que tener en cuenta el impacto emocional de la lista de tareas. Mientras que algunas tareas son edificantes, otras pueden deprimirte, aunque no requieran mucha energía mental. Por ejemplo, si tiene que hacer una llamada breve pero desagradable, programe un descanso agradable antes de la siguiente tarea. En otras palabras, no pienses sólo en lo que quieres conseguir durante el día, planifica cómo quieres sentirte al final. Podrás mantener mejor tu atención si intercalas estratégicamente las cosas que te gustan con las que te dan pavor.

Automoderación

La última pieza del rompecabezas para tomar el control de tu atención es aprender a reconducirte suavemente cuando has perdido la concentración. Aunque hay aplicaciones digitales que pueden ayudar, como los programas que limitan el acceso a Internet o los temporizadores que restringen el uso del correo electrónico, Mark desconfía de ellas porque son una muleta que te impide aprender a controlarte de verdad. En su lugar, recomienda aprender a resistir los impulsos de pasar de una tarea a otra recordándote a ti mismo lo mucho mejor que te sientes cuando terminas las cosas hasta el final. 

Mark también sugiere que puedes plantar desencadenantes que te saquen de los comportamientos que te distraen. Por ejemplo, si planeas tomarte un descanso jugando con el teléfono, puedes programarlo para 10 minutos antes de tener que irte a una reunión importante. De ese modo, seguirás recargándote de energía relajándote sin caer en la espiral interminable y derrochadora de "un minuto más a este juego". En otras palabras, si planificas tiempo para recargar pilas, incluye una rampa de retorno en tu agenda que te ayude a combatir el impulso de ser improductivo.

En conclusión, Mark subraya que , aunque no se pueden eliminar todas las distracciones, sí se puede dedicar la atención limitada de forma más inteligente. Los ordenadores, Internet y los teléfonos inteligentes no van a desaparecer y, aunque su objetivo era mejorar nuestras capacidades, a menudo nos agotan y nos distraen. Sin embargo, Mark insiste en que aún estamos en los albores de la era digital, y es optimista en cuanto a que aún tenemos el poder de darle forma. Supongamos que recuperas el poder de dirigir tu atención y equilibrar tu carga cognitiva global mientras navegas por el mundo digital. En ese caso, puedes llevar una vida mentalmente más sana sin sacrificar la productividad ni la creatividad.

Actuar a nivel colectivo

Una mano cogiendo un móvil sobre una mesa de madera

Las estrategias de resistencia personal, aunque valiosas, no pueden abordar las fuerzas estructurales que impulsan la extracción de atención en toda la sociedad. Hayes sostiene que un cambio significativo requiere la acción colectiva para crear sistemas alternativos y abogar por cambios sociales más amplios que den prioridad a la atención y el bienestar humanos por encima de los beneficios empresariales. Explica que grupos de "resistencia a la atención" como Friends of Attention están empezando a organizarse para limitar la extracción de atención, proteger la seguridad cognitiva y el derecho a la privacidad mental. 

(Nota breve: Hayes señala a Friends of Attention como ejemplo de movimientos emergentes de resistencia a la atención, y tales organizaciones pueden proporcionar valiososbeneficios personales a los participantes mediante prácticas como ejercicios de concentración sostenida y creación de comunidades. Sin embargo, se enfrentan a importantes obstáculos para convertirse en la resistencia masiva necesaria para desafiar a las multimillonarias industrias de extracción de atención. Amigos de la Atención, que surgió de un simposio de arte en 2018, sigue concentrándose entre académicos y artistas educados, predominantemente blancos, en las principales ciudades. Participar en sus actividades requiere tiempo libre y un capital cultural que puede ser inaccesible para las personas de clase trabajadora más afectadas por la extracción de atención).

Hayes también identifica el potencial de las empresas de para obtener beneficios ayudando a las personas a recuperar su atención en lugar de extraerla. Esto incluye empresas que ofrecen herramientas de productividad sin distracciones, aplicaciones de meditación que no rastrean los datos del usuario y plataformas de redes sociales diseñadas para una conexión significativa en lugar de maximizar el compromiso. La demanda de estas soluciones se ha hecho tan evidente que incluso Apple y Google incorporan ahora en sus sistemas operativos controles del tiempo de pantalla y del uso de aplicaciones, mientras que los servicios de suscripción que eliminan la publicidad siguen ganando adeptos.

Las estrategias de resistencia basadas en la comunidad ofrecen otra vía para la acción colectiva. Hayes aboga por crear y participar en espacios en línea privados, sólo por invitación, que funcionen sin publicidad ni manipulación algorítmica. Puede tratarse de chats de grupo privados, listas de correo electrónico o pequeños foros en los que las conversaciones puedan desarrollarse sin la presión de las plataformas comerciales. El objetivo es modelar cómo debe ser una comunicación digital saludable y, al mismo tiempo, crear redes de personas comprometidas con la protección de sus recursos cognitivos colectivos.

(Nota breve: La estrategia de crear espacios en línea alternativos se enfrenta a lo que el politólogo Albert Hirschman denomina el dilema "salida frente a voz": cuando las personas descontentas pueden abandonar fácilmente un sistema defectuoso, es menos probable que se queden y luchen por mejorarlo. El reciente éxodo de Twitter/X ilustra este problema: como los cambios de Elon Musk llevaron a millones de usuarios a plataformas como Bluesky, Threads y Mastodon, el resultado no fue una reforma de X, sino una mayor fragmentación del discurso en línea y un debilitamiento de cualquier presión colectiva para que X cambiara sus políticas. Esto crea una paradoja: las personas más motivadas para resistirse a la extracción de atención son precisamente las que más fácilmente pueden permitirse salir hacia alternativas, dejando atrás a los demás).

La ilusión de elección en las soluciones colectivas

Las propuestas de acción colectiva de Hayes se enfrentan a un reto ilustrado por el Black Mirror episodio "Quince millones de méritos". En este futuro distópico, los personajes creen que eligen de forma autónoma entre opciones como "manzana o plátano" en las máquinas expendedoras, mientras son guiados sistemáticamente hacia resultados que sirven a los motivos de beneficio del sistema. Del mismo modo, participamos voluntariamente en sistemas que limitan nuestras opciones desde el momento en que nos registramos, una dinámica que se aplica directamente a soluciones como los servicios de suscripción y las herramientas de control del tiempo.

Cuando Apple y Google añaden controles de tiempo de pantalla a sus sistemas operativos, o cuando nos unimos a redes sociales privadas, ¿estamos ejerciendo una verdadera resistencia o simplemente eligiendo entre alternativas preaprobadas? Podríamos sentirnos capacitados al elegir herramientas libres de distracciones mientras permanecemos dentro de ecosistemas que nos distraen la atención, una paradoja que cuestiona la propia agencia humana. Las investigaciones neurocientíficas sugieren que los factores ambientales influyen en nuestras decisiones mucho más de lo que creemos, y si cambiar nuestro entorno digital se limita a sustituir un conjunto de influencias por otro, la acción colectiva se convierte menos en liberación que en elección de las fuerzas que determinan nuestro comportamiento. 

Reajustar los incentivos económicos

Las soluciones más ambiciosas que propone Hayes implican cambios en las estructuras económicas que hacen rentable la extracción de atención. Su propuesta más radical, , consiste en imponer límites a la extracción de la atención, como un tope legal a las horas de pantalla o restricciones a las técnicas de manipulación psicológica que las plataformas pueden emplear legalmente, de forma similar a como las leyes laborales limitan el número de horas que los empresarios pueden exigir a los trabajadores. Hayes reconoce que tales regulaciones se enfrentarían a una feroz oposición por parte de las empresas tecnológicas y de las personas que podrían verlas como restricciones a la libertad personal.

El marco que imagina Hayes requeriría el desarrollo de nuevos precedentes legales para tratar la atención como un recurso protegido, de forma similar a como las normativas medioambientales protegen la calidad del aire y del agua. Propone cambios en la forma en que las empresas tecnológicas pueden medir y optimizar su éxito: Los organismos públicos podrían exigirles que informasen sobre parámetros como la satisfacción de los usuarios, los resultados en materia de bienestar o la calidad , más que la cantidad, de la atención captada. Argumenta que las normas de seguridad en el trabajo, las leyes de protección del medio ambiente y las normas de protección de los consumidores representan casos en los que la intervención gubernamental limitó el comportamiento empresarial para proteger el bienestar público, y que la economía de la atención merece respuestas reguladoras similares. 

(Nota breve: el llamamiento de Hayes a la regulación gubernamental toca una cuestión que va más allá de la política tecnológica: ¿Deben los críticos de las estructuras de poder existentes trabajar dentro de las instituciones existentes para crear el cambio o tratar de transformarlas por completo? El teórico queer Samuel Clowes Huneke (Una teoría queer del Estado) señala que los críticos se encuentran atrapados entre "la necesidad empírica del Estado y la incapacidad de la teoría queer para articular por qué [lo necesitamos]". Hayes se enfrenta a una contradicción similar: Critica la economía de la atención como una forma de explotación sistemática y, sin embargo, sus soluciones dependen por completo de confiar en que el mismo aparato regulador que permitió el capitalismo de la atención pueda reformarse para limitarlo).

Hayes reconoce que la aplicación de estos cambios sistémicos plantea importantes retos. Las empresas tecnológicas poseen una enorme influencia política y recursos financieros para resistirse a la regulación. La naturaleza global de las plataformas digitales complica los enfoques reguladores nacionales, y la complejidad técnica de la extracción de la atención dificulta la elaboración de normativas eficaces sin ahogar la beneficiosa innovación tecnológica. Pero el objetivo último que articula Hayes es crear un sistema económico en el que la atención humana esté al servicio del florecimiento humano y no de los beneficios empresariales. Esto requeriría no sólo cambios normativos, sino cambios culturales en la forma en que la sociedad valora y protege los recursos cognitivos. 

The Challenges of Regulating the Attention Economy

Los expertos pueden discrepar sobre la viabilidad de las ideas concretas de Hayes, pero la mayoría coincide en que algún tipo de intervención pública es necesaria y posible. La investigación sugiere que las medidas de transparencia -como exigir a las aplicaciones que muestren los "minutos de uso diarios típicos" o las etiquetas de advertencia sobre el impacto cognitivo- podrían reducir la demanda de productos que captan la atención. La Unión Europea ha empezado a aplicar normativas centradas en la atención, prohibiendo los "patrones oscuros" manipuladores (diseños de interfaz que engañan a los usuarios para que realicen acciones no deseadas, como facilitar la aceptación de cookies pero dificultar su rechazo), exigiendo transparencia sobre los algoritmos de recomendación y obligando a realizar evaluaciones de riesgo sobre los efectos en la salud mental.

Sin embargo, varios obstáculos complican la visión de Hayes sobre la regulación de la atención. En primer lugar, medir los costes de la atención resulta técnicamente difícil: A diferencia de la contaminación ambiental, la captación de la atención funciona a través de complejos mecanismos psicológicos que varían entre individuos y contextos. En segundo lugar, la naturaleza global de las plataformas digitales permite eludir las normativas nacionales, lo que hace necesaria la coordinación internacional. En tercer lugar, la tensión entre regulación y libertad personal sigue sin resolverse: Incluso a los expertos que apoyan la intervención les preocupa si las empresas tecnológicas o los gobiernos deberían decidir qué constituye un uso saludable de la atención, y si tal supervisión podría conducir a un control autoritario sobre la forma de pensar de las personas.

Aunque Hayes establece paralelismos con las leyes laborales y las normativas medioambientales, los críticos señalan que la atención difiere de estos precedentes porque es más difícil de medir objetivamente y está más ligada a la autonomía personal y a la libertad de pensamiento. Los enfoques reguladores más prometedores pueden ser incrementales en lugar de integrales, centrándose en la transparencia y la capacidad de elección en lugar de en límites directos. Algunos estudiosos proponen intervenciones económicas, como gravar los costes de la atención o acabar con los monopolios tecnológicos utilizando métricas como la "carga publicitaria" o el "tiempo dedicado por el consumidor" para medir el poder de mercado.

Más información sobre cómo mejorar la capacidad de atención

Para comprender mejor cómo mejorar tu capacidad de atención, consulta las guías de Shortform sobre los libros a los que hemos hecho referencia en este artículo:

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