¿Pueden las máquinas pensar y sentir de verdad? ¿Qué le ocurre a "usted" si escanean su cerebro y lo cargan en un ordenador? ¿Sigue siendo "usted" su yo digital?
Estas cuestiones, que los filósofos han debatido durante milenios, vuelven a plantearse con la presentación de la provocadora idea de Ray Kurzweil: la conciencia podría no ser más que patrones de información. Si está en lo cierto, las implicaciones son asombrosas, no sólo para la inteligencia artificial, sino para lo que significa ser humano. Siga leyendo para conocer las ideas de Kurzweil sobre la continuidad de la identidad extraídas de sus libros Cómo crear una mente y La singularidad está cerca.
Índice
La teoría de Kurzweil plantea interrogantes sobre la identidad
En Cómo crear una menteel inventor y futurista Ray Kurzweil sugiere que entender las mentes como procesadores de patrones abre la puerta a la creación de una conciencia artificial, lo que desafiaría nuestra comprensión tradicional de lo que significa ser consciente y humano. Su marco plantea cuestiones fundamentales no sólo sobre la naturaleza de la conciencia, sino también sobre la continuidad de la identidad a través del tiempo y la transformación tecnológica.
La teoría de Kurzweil lleva a una conclusión que desafía los supuestos básicos sobre la conciencia y la inteligencia: Si la conciencia surge de patrones de información y no de procesos biológicos, entonces las mentes digitales son mentes reales, nomeras simulaciones. A menudo suponemos que los ordenadores sólo pueden imitar la inteligencia. Pero, en opinión de Kurzweil, un sistema de reconocimiento de patrones suficientemente avanzado no fingiría pensar, sino que pensaría de verdad. Kurzweil sostiene que los patrones de procesamiento de la información que constituyen la conciencia no dependen de que se implementen en neuronas biológicas o en circuitos electrónicos.
Conciencia e identidad
Kurzweil reconoce que aceptar esta conclusión requiere lo que él llama un "acto de fe". No existe una prueba definitiva de la consciencia que no se base en suposiciones filosóficas sobre lo que realmente es la consciencia. Sin embargo, argumenta que este salto no es diferente del que hacemos cuando suponemos que otros seres humanos son conscientes basándonos en su comportamiento y en lo que dicen de sí mismos: no podemos acceder directamente a la experiencia subjetiva de nadie más. Su postura es sencilla: Una vez que las máquinas sean convincentes en sus reacciones emocionales y en sus afirmaciones sobre sus experiencias subjetivas -una vez que puedan hacernos reír, emocionarnos hasta las lágrimas y responder adecuadamente a la alegría y el sufrimiento-, deberíamos aceptarlas como seres conscientes.
(Nota breve: que usted crea que una copia digital de sí mismo seguiría siendo "usted" depende en gran medida de sus concepciones de la conciencia y la identidad. En FlowMihaly Csikszentmihalyi define la conciencia como un estado mental de consciencia en el que percibimos, procesamos, ordenamos y actuamos a partir de información sensorial, algo que no es difícil imaginar que hagan los ordenadores. Sin embargo, en Homo DeusYuval Noah Harari define la conciencia como la combinación de pensamientos, emociones y sensaciones que crean nuestra experiencia subjetiva. Es la naturaleza subjetiva de esta última definición lo que cuestiona la posibilidad de la conciencia de la IA. En Waking UpSam Harris señala que, dado que la conciencia es una experiencia subjetiva, sólo puede estudiarse desde dentro. En otras palabras, la ciencia puede estudiar objetivamente los productos de la conciencia, pero no la conciencia misma. Por tanto, si un ordenador afirmara ser consciente, simplemente tendríamos que decidir si le tomamos la palabra).
| ¿Puede la IA pensar, comprender y razonar como los humanos? No está claro hasta qué punto el desarrollo actual de la IA avanza en la dirección sugerida por Kurzweil. Los sistemas modernos de IA tienen lo que los investigadores llaman "inteligencia irregular": pueden resolver problemas matemáticos, escribir código y mantener conversaciones, pero fracasan en tareas que a los humanos les parecen sencillas. Algunos modelos pueden razonar y descomponer problemas complejos en pasos más pequeños. Pero los investigadores se preguntan si estos sistemas pueden realmente pensar o razonar del mismo modo que los humanos. Los grandes modelos lingüísticos, como el GPT de OpenAI, construyen su "conocimiento" sobre el mundo simplemente mapeando patrones de texto, en lugar de entender cómo funcionan las cosas. Esto contrasta claramente con el aprendizaje humano, que se produce a través de la experiencia, la curiosidad y la interacción con el mundo físico y social. Definir la conciencia es difícil, pero filósofos y neurocientíficos tienden a coincidir en que requiere experiencia subjetiva -tenerla experiencia de lo que se siente al ser uno mismo- yes algo más que la capacidad de procesar información. Kurzweil sostiene que, una vez que las máquinas puedan convencernos de que tienen experiencias subjetivas, deberíamos aceptarlas como conscientes. Muchos otros expertos se niegan a dar este "salto de fe": Creen que la conciencia puede requerir ser un sistema vivo, con hormonas, emociones e interacción entre el cerebro y el cuerpo para crear sentimientos y sensaciones genuinos. Si la conciencia depende realmente de experimentar el mundo como un organismo vivo, entonces la IA podría no alcanzar nunca la conciencia, por muy convincente que parezca un modelo que simule el pensamiento, el razonamiento o los sentimientos humanos. Sin embargo, algunos expertos afirman que quizá estemos definiendo la conciencia de forma demasiado restrictiva. En lugar de tener un yo continuo y persistente como el que experimentamos, la IA parece tener breves momentos de algo parecido a la conciencia mientras procesa la información. Si la conciencia no necesita ser permanente para tener sentido, entonces estos estados cognitivos temporales podrían representar una forma diferente pero genuina de experiencia consciente. |
La identidad como patrón de información
Este marco nos obliga a reconsiderar cómo entendemos la identidad humana. Si la conciencia consiste en patrones de información, Kurzweil sostiene que lo que te hace ser "tú" es el patrón específico de información almacenado en las redes de reconocimiento de patrones de tu cerebro: los recuerdos que has acumulado, las habilidades que has aprendido, los rasgos de personalidad que has desarrollado y las formas de procesar la información que has establecido. Kurzweil sostiene que tu identidad no está ligada a las moléculas concretas de tu cerebro, que se sustituyen por completo cada pocas semanas. Tu identidad reside en la continuidad de los patrones de información, como un río que sigue siendo el mismo a pesar de estar formado por moléculas de agua completamente distintas de un día para otro.
Esto tiene implicaciones radicales. Kurzweil sostiene que, si escanearan y copiaran tu cerebro mientras vives, ambas versiones se sentirían como el "verdadero" tú, pero serían entidades conscientes separadas. Pero si el cerebro se sustituyera gradualmente por componentes digitales, del mismo modo que se sustituyen las moléculas del cuerpo, se mantendría la continuidad de la identidad durante todo el proceso. La idea clave es que la identidad se mantiene a través de la continuidad del patrón, no de la continuidad de la sustancia física.
Precedentes filosóficos
Las ideas de Kurzweil sobre la conciencia y la identidad pueden parecer radicalmente modernas, pero conectan con cuestiones filosóficas con las que el ser humano ha lidiado durante milenios. Los antiguos pensadores se enfrentaban a enigmas similares sobre qué hace que algo -o alguien- siga siendo lo mismo a pesar del cambio. Estos marcos anteriores ofrecen perspectivas esclarecedoras sobre si las copias digitales de nuestras mentes serían realmente "nosotros", y si existe siquiera un "yo" estable que copiar en primer lugar.
| Cómo pensaban los antiguos filósofos sobre la continuidad El argumento de Kurzweil de que la identidad reside en los patrones de información recuerda un antiguo experimento de pensamiento griego, el Barco de Teseo, que se pregunta si un barco sigue siendo el mismo si se sustituyen gradualmente todas sus tablas. Tal vez el barco se vuelve diferente cuando cambia el primer tablón, o cuando se sustituye la mitad (o todos), o tal vez sigue siendo el mismo porque siempre conserva su forma esencial. En esta segunda línea, Kurzweil sostiene que tu identidad persiste porque la estructura esencial de lo que eres -tus recuerdos, habilidades, rasgos de personalidad y formas de pensar- sigue siendo la misma. Es como decir que el barco sigue siendo el barco de Teseo porque mantiene la misma forma, función e historia, o que un río es siempre el mismo río. Otra tradición antigua, el budismo, adopta el punto de vista opuesto. Mientras que Kurzweil ve los patrones que continúan a través del cambio como prueba de que la identidad persiste, el budismo ve el cambio constante como prueba de que no hay un yo fijo en absoluto, y que tu sensación de continuidad es una ilusión. Los budistas creen que lo que experimentas como tu "yo" surge de cinco cosas que cambian constantemente a medida que interactúas con el mundo: tu forma física, tus sentimientos, tus percepciones, tus formaciones mentales y tu conciencia. Dado que estas cosas siempre están cambiando, no existe un "yo" estable. Así que, tanto si escaneamos y copiamos nuestro cerebro como si lo sustituimos por piezas digitales, el budismo podría sugerir que ambos escenarios no hacen más que mantener la ilusión del yo. |
(Nota breve: si una copia digital de tu mente sigue siendo "tú" puede ser una cuestión discutible, porque Sam Harris sostiene en Waking Up que tu sentido del yo no es más que una ilusión creada por tus procesos mentales. La sensación de que eres un ser incorpóreo sentado tras el volante de tu cerebro puede ser simplemente una invención de las funciones de tu cerebro. En opinión de Harris, un "tú" digital no sería "tú" en absoluto porque, para empezar, no hay un "tú": sólo eres una continuidad de la conciencia consciente).
El camino hacia el yo digital
En La Singularidad está cercaKurzweil aborda los avances en la investigación del cerebro, cómo se aplican a los modelos de computación y cómo, si los ordenadores pueden simular cerebros, es posible que algún día puedas cargar toda tu mente en el mundo digital.
Investigación y modelización actuales del cerebro
Históricamente, las herramientas médicas que hemos utilizado para analizar y comprender el cerebro eran rudimentarias. Pero, como el resto de la tecnología moderna, están mejorando a un ritmo acelerado. Ahora es posible obtener imágenes de un cerebro en funcionamiento hasta el nivel de las neuronas individuales. Kurzweil afirma que los modelos informáticos del cerebro también mejoran a un ritmo vertiginoso. Aunque el cerebro es extremadamente complejo, con billones de conexiones neuronales, hay mucha redundancia incorporada. Un modelo informático eficaz de un cerebro no tiene por qué simular el disparo de todas las neuronas, y ya hemos avanzado notablemente en el modelado de algunas regiones específicas del cerebro.
(Nota breve: la esperanza de Kurzweil de conseguir una simulación totalmente funcional del cerebro humano se intentó con el Proyecto Cerebro Humano, que funcionó de 2013 a 2023. No alcanzó su objetivo de crear un modelo digital de todo el cerebro, pero fue capaz de modelar más de 200 regiones cerebrales e hizo descubrimientos que se utilizan para tratar trastornos y lesiones neurológicas. Otro subproducto del Proyecto Cerebro Humano es EBRAINS, una red digital abierta de investigación dedicada a impulsar la neurociencia y los estudios del cerebro utilizando las herramientas informáticas y los datos más avanzados).
Retos técnicos y soluciones
Kurzweil admite que la principal ventaja del cerebro sobre los ordenadores digitales es que es masivamente paralela:establece innumerables vías neuronales para resolver cualquier problema al mismo tiempo, frente al enfoque más lineal de la informática tradicional. Esto compensa con creces la relativamente lenta transmisión química de datos por parte de las neuronas. Sin embargo, los ordenadores digitales disponen cada vez más del hardware necesario para el procesamiento paralelo rápido. Otra ventaja del cerebro humano es que, gracias a la neuroplasticidad, puede reorganizar sus conexiones y adaptarse, algo que los ordenadores físicos no pueden hacer. No obstante, Kurzweil insiste en que la capacidad del cerebro para adaptarse y reordenarse puede abordarse en el ámbito del software, si no del hardware.
| Simular el cerebro La predicción de Kurzweil de que los ordenadores del futuro copiarían las funciones del cerebro humano se ha cumplido, al menos en el campo de la investigación informática. Los ingenieros diseñan ahora ordenadores con redes neuronales de picos (SNN), que imitan cómo interactúan las neuronas en lugar de basarse en arquitecturas informáticas tradicionales. Mientras tanto, el procesamiento paralelo análogo al del cerebro ha permitido avanzar a pasos agigantados en el aprendizaje automático y el análisis de "big data". Los últimos trabajos han dado lugar al desarrollo de las Unidades de Procesamiento Neuronal, un nuevo tipo de procesador informático que permite construir SNN a mayor escala. La plasticidad de las células cerebrales es más difícil de reproducir, pero los investigadores han desarrollado transistores sinápticos que imitan la capacidad de cambio y adaptación de las neuronas. Aunque aún se desconoce gran parte del funcionamiento del cerebro, los científicos esperan que el hardware informático que funciona como las neuronas permita seguir avanzando en la investigación cerebral. |
Cartografía del cerebro
Kurzweil nos advierte que recordemos que el cerebro no es perfecto: evolucionó para funcionar lo suficientemente bien como para que nuestros antepasados primitivos sobrevivieran. Una vez que podamos replicar digitalmente el cerebro, también podremos mejorar su diseño y, cuando nuestra potencia de cálculo sea lo suficientemente grande, Kurzweil cree que será posible escanear y cargar los recuerdos y las conexiones neuronales específicas de la mente de una persona en un yo digital. Aunque esto pueda parecer pura ciencia ficción, el nivel de computación necesario debería estar fácilmente disponible en la década de 2030, por lo que crear una copia de seguridad digital de uno mismo sólo será cuestión de software y del estado de la tecnología de escaneado cerebral.
(Nota breve: Dado que hacer una copia de seguridad digital de la mente ofrece la posibilidad de la inmortalidad, el empresario ruso Dmitry Itskov fundó la Iniciativa 2045 para financiar la investigación sobre cargas digitales de la mente y avatares robóticos que sustituyan a los cuerpos humanos. El neurocientífico Ken Hayworth, de la Fundación para la Preservación del Cerebro, está de acuerdo en que cargar la conciencia debería ser posible, aunque fuera del alcance de la tecnología actual. En 2016, Hayworth predijo que se tardaría dos años en mapear el cerebro de una mosca, y mucho menos el de un organismo más complicado. Sin embargo, la teoría de Kurzweil sobre el crecimiento exponencial puede tener ya pruebas que la apoyen porque, en 2023, unos investigadores cartografiaron todo el cerebro de un ratón con una resolución 1.000 veces superior a la de una resonancia magnética normal).
La continuidad de la identidad es cada vez más importante
La cuestión de si tu yo digital sigue siendo "tú" plantea interrogantes filosóficos y jurídicos. Todo nuestro sistema jurídico gira en torno a los derechos de los seres vivos y conscientes. Así que la cuestión de si un ser digital puede ser consciente se convertirá en mucho más que una cuestión hipotética. Sin embargo, Kurzweil sugiere que, mientras resolvemos las ramificaciones legales, nuestra transición de entidades biológicas a digitales no será abrupta. Por el contrario, será un proceso lento a medida que aumentemos gradualmente nuestros cerebros físicos con más y más capacidades digitales, hasta que el centro de nuestra conciencia se deslice gradualmente del mundo físico al reino electrónico.
Para profundizar en el concepto de continuidad de la identidad en su contexto más amplio, lea las guías de Shortform sobre los libros de los que proceden estas ideas: