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El cerebro antiguo: Nuestra primitiva base neuronal

Un primer plano de la cara de un cavernícola ilustra el antiguo cerebro

El cerebro humano es una maravilla de la ingeniería evolutiva, que superpone sofisticadas capacidades cognitivas a antiguos sistemas de supervivencia que, según algunos científicos, han mantenido viva a nuestra especie durante millones de años.

Tres destacados pensadores ofrecen perspectivas complementarias sobre esta relación. Jeff Hawkins explora la interdependencia estructural de los sistemas cerebrales antiguos y nuevos, Ray Kurzweil examina cómo los impulsos antiguos conforman el comportamiento moderno y Robin Sharma ofrece estrategias para trascender las limitaciones primitivas. Siga leyendo para ver cómo estos puntos de vista se unen para explicar el cerebro antiguo.

La arquitectura: El cerebro antiguo y el neocórtex trabajan juntos

En su libro Mil cerebrosel neurocientífico Jeff Hawkins escribe que, aunque los miles de minicerebros que componen el neocórtex se llevan todo el mérito del comportamiento inteligente, no son ni mucho menos la única parte importante del cerebro. El neocórtex depende totalmente de las partes más antiguas y primitivas del cerebro para interactuar con el entorno exterior.

(Nota breve: la neurociencia moderna hace hincapié en que el cerebro funciona como una red integrada y no como partes discretas "antiguas" y "nuevas" con una jerarquía evolutiva simple. Todas las regiones cerebrales, independientemente de su edad evolutiva, colaboran para producir el comportamiento y la cognición).

Hawkins explica que el cerebro humano se divide en dos partes principales: el neocórtex y lo que él llama "el Viejo Cerebro". Desde una perspectiva evolutiva, el Viejo Cerebro es antiguo y similar al de muchas especies animales. Es el responsable de mantener las funciones biológicas básicas y los reflejos. En cambio, el neocórtex es un desarrollo evolutivo más reciente. Es mucho más grande en los humanos que en otras especies, ocupa el 70% de su cerebro y es la fuente de su inteligencia. El neocórtex procesa la información sensorial y, en los humanos, es capaz de funciones cognitivas complejas como el lenguaje y las matemáticas.

(Nota breve: Hawkins utiliza el término neocórtex para referirse a la totalidad de lo que también se conoce como "corteza cerebral", la gran capa externa del cerebro. Sin embargo, este uso sólo es correcto en su mayor parte . En los seres humanos, el neocórtex constituye el 90% de la corteza cerebral, aunque esta proporción es menor en otras especies animales. La parte restante de la corteza cerebral es el lóbulo límbico, una región entre el neocórtex y el cerebro antiguo que gobierna las reacciones emocionales, la creación de memoria y la interpretación de las señales sociales en las interacciones. Mientras tanto, el neocórtex tiene sus propias divisiones, incluidos los lóbulos frontal y parietal que intervienen en la fijación de objetivos y la toma de decisiones, el lóbulo occipital que se encarga del procesamiento visual y el lóbulo temporal que nos permite procesar el lenguaje).

Aunque el neocórtex es donde residen los procesos de pensamiento superiores, Hawkins escribe que no funciona aislado del viejo cerebro. Todas las señales sensoriales y órdenes motoras deben pasar por el Viejo Cerebro antes de llegar al neocórtex o ser ejecutadas por el cuerpo. Aunque el neocórtex está dividido en distintas regiones que procesan tipos específicos de información, como la visión, la audición y el lenguaje, estas regiones están muy interconectadas. Cada parte del neocórtex también está conectada tanto a las entradas sensoriales como a las áreas de control motor del cerebro antiguo, lo que indica la estrecha relación entre tus sentidos, tus pensamientos y tus acciones.

(Nota breve: Al referirse al núcleo del cerebro como el Cerebro Antiguo, Hawkins toma prestado el lenguaje de la teoría del Cerebro Triuno, sostenida durante mucho tiempo y muy popular, que sostenía que las partes del cerebro cercanas a su base son "más antiguas" en el sentido evolutivo. Hoy en día, este modelo se ha abandonado en gran medida. En Siete lecciones y media sobre el cerebro, Barrett explica que la teoría del "cerebro viejo y nuevo" se basaba en el aspecto de los cerebros para deducir lo que pueden hacer sus regiones. En cambio, muchas partes del cerebro colaboran para realizar todas sus funciones, incluso las que antes se adscribían al llamado "viejo cerebro". La teoría de Hawkins da cuenta de esta interdependencia, aunque utilice términos procedentes del modelo antiguo).

Partiendo de este conocimiento estructural, el informático e inventor Ray Kurzweil ofrece una visión más detallada de las antiguas regiones específicas del cerebro que dan forma a nuestras motivaciones y comportamientos en su libro Cómo crear una mente.

Kurzweil explica que, aunque el neocórtex se encarga del reconocimiento de patrones sofisticados, no funciona de forma aislada. Trabaja con estructuras cerebrales mucho más antiguas que generan nuestros impulsos y emociones básicos. Estas antiguas regiones cerebrales -incluida la amígdala (que desencadena respuestas de miedo), el núcleo accumbens (que crea sensaciones de placer) y otras partes del sistema límbico- crean las motivaciones que mantuvieron vivos a nuestros antepasados: buscar comida, evitar a los depredadores, encontrar pareja y proteger el territorio. Pero, según Kurzweil, el neocórtex no sustituye los impulsos generados por regiones cerebrales más antiguas, sino que simplemente los redirige.

(Nota breve: el cerebro refleja millones de años de historia evolutiva, con estructuras corticales más nuevas construidas sobre otras subcorticales más antiguas. Dado que el neocórtex tiene que funcionar a través de antiguas regiones cerebrales anteriores a él, se crea un cuello de botella en el que incluso nuestros procesos cognitivos más sofisticados tienen que funcionar con los mismos sistemas motivacionales básicos -como el hambre, el miedo y la búsqueda de recompensas- que impulsaban a nuestros antepasados. Los investigadores creen que nuestro sistema de atención puede haber evolucionado para gestionar este cuello de botella: Aunque las capacidades de reconocimiento de patrones del neocórtex son increíblemente sofisticadas, se ven limitadas por tener que utilizar una arquitectura neuronal antigua que sólo responde a señales motivacionales básicas).

Funciones cerebrales antiguas en la vida moderna

La asociación entre estructuras cerebrales antiguas y modernas se manifiesta de forma concreta en nuestra vida cotidiana. Kurzweil señala que el cerebro antiguo genera motivaciones básicas a través de respuestas de placer y miedo, mientras que el neocórtex desarrolla estrategias para satisfacer esos impulsos. Por ejemplo, el instinto de evitar el peligro podría manifestarse como un trabajo diligente para impresionar al jefe (mantener a salvo el puesto de trabajo). El instinto de caza podría redirigirse hacia la escritura de un libro o la competición deportiva (canalizando el impulso de persecución y captura hacia el logro). La asociación entre el neocórtex y las partes más antiguas del cerebro explica por qué nuestro comportamiento tiene componentes racionales y emocionales.

(Nota breve: los neurocientíficos coinciden con Kurzweil en que utilizamos antiguos instintos para navegar por nuestro mundo moderno. Los sistemas emocionales del cerebro antiguo son los primeros en filtrar la información entrante, y lo hacen utilizando prejuicios que la evolución incorporó al cerebro. Estos sesgos ayudaron a nuestros antepasados a evitar los errores más costosos, como confundir una serpiente con un palo, a costa de cometer muchos errores más pequeños y menos costosos. Esto crea un proceso de tres pasos: En primer lugar, el cerebro antiguo examina la situación, tratando cosas como el estrés profesional como amenazas a la supervivencia. En segundo lugar, genera emociones y motivaciones basadas en esas evaluaciones. Tercero, el neocórtex trabaja con esas emociones sesgadas para decidir cómo avanzar).

Mientras Kurzweil se centra en cómo los antiguos impulsos se reorientan hacia objetivos modernos, el experto en liderazgo Robin Sharma aborda un aspecto más desafiante de esta relación: cómo el cerebro antiguo puede resistirse activamente a nuestros esfuerzos por crecer y cambiar.

En su libro El club de las 5 de la mañanaSharma escribe que el cerebro antiguo desencadena procesos químicos que aumentan el miedo y activan el reflejo de lucha o huida. Te sientes estresado o ansioso, incluso cuando no hay ninguna amenaza inmediata en tu entorno.

Cuando se inicia el proceso de crecimiento, el cerebro antiguo entra en acción. Reconoce que su zona de confort está siendo desafiada y le advierte contra los peligros invasores. Esta sensación crea el autosabotaje, en el que destruyes activamente el trabajo y los procesos de crecimiento y logro. Puedes recurrir a las distracciones o permitir que los pensamientos negativos se apoderen de ti y te impidan intentar ser más.

Aprovechar las funciones cerebrales superiores

A pesar de estos retos, los tres autores coinciden en que comprender la influencia del cerebro antiguo nos permite trabajar más eficazmente con nuestro sistema neuronal completo. Hawkins subraya que el propio aprendizaje depende de la colaboración entre estructuras cerebrales antiguas y nuevas.

Hawkins tiene claro que el cerebro no procesa la información de forma lineal, entrada-salida, como un ordenador. En su lugar, el neocórtex realiza constantemente predicciones basadas en experiencias pasadas y en la información sensorial actual del cerebro antiguo. Cuando las predicciones y las entradas coinciden, el neocórtex refuerza las conexiones neuronales existentes, como cuando juzgas la fuerza con la que debes lanzar una pelota y ésta cae exactamente en el blanco. Cuando las predicciones de las neuronas son erróneas, como cuando fallas al lanzar la pelota, el cerebro forma nuevas conexiones neuronales para actualizar sus modelos mentales del mundo. Este proceso de predicción y corrección de errores es un aspecto fundamental de cómo aprenden los cerebros, y como toda la información del neocórtex procede del cerebro antiguo, tienen que trabajar juntos para hacer posible el pensamiento inteligente y la toma de decisiones.

(Nota breve: Al demostrar que aprendemos nuevas destrezas e información activando diferentes regiones del cerebro a la vez, Hawkins respalda los argumentos de los educadores que pregonan el valor de las técnicas de enseñanza que ejercitan múltiples vías sensoriales. En Aprender a aprenderBarbara Oakley y Terrence Sejnowski explican que, si vemos y oímos información nueva, nuestro cerebro creará más conexiones neuronales. Asimismo, en Mente sin límitesJo Boaler escribe que, cuando interactúan varias partes del cerebro [como las que gestionan la memoria, el lenguaje y la visión], se amplifica la capacidad de incorporar nueva información. Puesto que el cerebro antiguo es el nexo de unión de todos estos procesos, nuestras funciones mentales más primitivas son cruciales para el aprendizaje superior).

Sharma profundiza en este conocimiento ofreciendo estrategias prácticas para acceder a las funciones cognitivas superiores a pesar de la antigua resistencia del cerebro.

Tu tarea, sostiene Sharma, es ser consciente de las tácticas del cerebro antiguo para que puedas reconocerlas como lo que son e ignorarlas. La única forma de aprovechar tu genio único es aventurándote en las partes desconocidas de ti mismo, donde residen la fuerza, el valor y la creatividad. Debes recurrir a lo que Sharma llama el Cerebro de la Maestría. Algunos científicos se refieren a esta parte del cerebro como "la mente elevada" porque es la responsable del razonamiento cognitivo y el análisis. Tu creatividad, productividad y previsión viven en esta parte del cerebro.

Sharma advierte que cada día tienes una capacidad finita de pensamiento que se agota con cada nueva actividad a la que prestas atención. Cuantas más cosas son objeto de tu atención, más disminuye tu capacidad de pensamiento. Y, cuando empiezas el día sin intención, esencialmente estás caminando hacia el mundo como un imán, listo para atraer cualquier distracción que se cruce en tu camino. Al final, no te quedará capacidad mental para dedicarla a la reflexión interna y al crecimiento.

La soledad y la tranquilidad de lo que Sharma llama la Hora de la Victoria te proporcionan el espacio necesario para sentarte con tus miedos y enfrentarte a ellos, en lugar de dejar que dirijan tu vida. Cuando el mundo está en silencio y desprovisto de distracciones, eres capaz de escuchar tu voz interior y abrirte a tu fuerza y talento. El silencio y la tranquilidad activan tu cerebro para producir el neurotransmisor dopamina (que envía señales de placer a tu sistema nervioso) y serotonina (que mejora el estado de ánimo). Estos procesos químicos crean el estado de flujo.

Más información

Juntas, estas perspectivas revelan que el cerebro antiguo no es un obstáculo a superar, sino una parte integral de nuestra arquitectura neuronal que requiere comprensión y una hábil navegación. Para saber más, lea las guías de Shortform sobre los tres libros de los que proceden estas ideas:

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