Establecer límites protege lo que más te importa. Pero saber que tienes límites y comunicarlos de manera efectiva son dos cosas diferentes. A muchos nos cuesta decir que no, caemos en patrones pasivo-agresivos o evitamos la conversación por completo.
¿La buena noticia? Establecer límites es una habilidad que se puede aprender. Siga leyendo para descubrir cómo comunicar los límites con claridad, dominar el arte de decir «no» y evitar los errores de comunicación que dañan las relaciones.
Índice
Cómo comunicar los límites
En La próxima conversación, Jefferson Fisher explica que los límites son reglas personales que protegen las cosas que te importan, por ejemplo, tu tiempo, tu familia o tu salud emocional. No basta con identificar los límites en tu propia mente; debes expresarlos claramente, comunicando a los demás lo que esperas. Fisher ofrece un consejo de tres pasos sobre cómo comunicar los límites:
1. Establezca el límite utilizando una frase en primera persona. Por ejemplo: «No atiendo llamadas de trabajo después de las 6 de la tarde porque ese es mi tiempo para estar con mi familia».
2. Explique las consecuencias de traspasar los límites. Utilice lenguaje condicional, por ejemplo: «Si me llama después de las 6 de la tarde, no contestaré y le devolveré la llamada el siguiente día laborable».
3. Cumpla con la consecuencia anunciada. Por ejemplo, si un compañero le llama a las 8 de la tarde, no coja el teléfono. En su lugar, devuélvale la llamada por la mañana, tal y como le dijo que haría.
Fisher escribe que las personas que realmente se preocupan por ti respetarán tus límites. Sin embargo, ten cuidado de no crear demasiados, ya que esto puede dañar las relaciones y permitirte eludir responsabilidades. Establece límites solo para las cosas que realmente importan y mantén una actitud flexible con respecto a las cosas menos importantes.
Aprende a decir «no»
Parte de establecer límites consiste en aprender a decir «no». Fisher explica que decir «no» es una habilidad que te ayuda a controlar tu tiempo y tu energía. Te permite tomar decisiones basadas en lo que tú quieres, no en lo que los demás esperan de ti.
Fisher sugiere un proceso de tres pasos para rechazar solicitudes: Comience con un «no» claro, exprese gratitud y luego termine diciendo algo positivo. Por ejemplo, si un compañero de trabajo le pide que se encargue de un proyecto adicional cuando ya está ocupado, podría decir: «No, no puedo encargarme de otro proyecto en este momento. Le agradezco que me haya tenido en cuenta para esta oportunidad. ¡Mucha suerte con el proyecto!».
Fisher afirma que no es necesario disculparse ni explicar por qué se rechaza una invitación. La mayoría de nuestras preocupaciones por decepcionar a los demás son exageradas: si alguien insiste en saber los motivos, basta con repetir la respuesta sin añadir detalles.
| Por qué es difícil decir «no» y consejos adicionales para dominarlo Según Greg McKeown en Essentialism, nuestra reticencia a rechazar peticiones es mucho más profunda de lo que creemos. Explica que los seres humanos evolucionaron para cooperar y adaptarse porque estas características ayudaron a nuestros antepasados a sobrevivir en grupo. Esto significa que, cuando te sientes incómodo al rechazar a alguien, estás luchando contra miles de años de programación evolutiva que te dice que debes llevarte bien con los demás. Para que te resulte más fácil decir «no», ten en cuenta los siguientes consejos: 1. Recuerda que estás rechazando la petición, no a la persona. Separar la decisión de la relación te ayuda a comunicarte de forma más amable sin dejar de ser firme. 2. Piensa en lo que perderías si dijeras que sí. McKeown explica que recordar la compensación hace que rechazar sea más fácil: cada sí a una cosa significa decir no a otra. 3. Considera las peticiones como transacciones. La otra persona te está vendiendo esencialmente algo (una causa, una oportunidad o un evento social) a cambio de tu tiempo, lo que te ayuda a evaluar si vale la pena «comprarlo». 4. Acepta la impopularidad temporal. Aunque alguien pueda sentirse decepcionado al principio, McKeown señala que es probable que te respete más a largo plazo por valorar tu tiempo. |
Cómo no comunicar los límites
Según Nedra Glover Tawwab en Establece límites, encuentra la paz, muchas personas recurren a la agresión pasiva, la agresión y la manipulación cuando comunican sus límites. Se den cuenta o no, todo el mundo muestra estos comportamientos en ocasiones, incluso tú. Esto no se debe a que seamos malas personas egoístas, sino a que establecer límites es difícil, especialmente si nunca te han enseñado a hacerlo. Sin embargo, estas tendencias comunes no nos ayudan a mantener relaciones saludables. Por ello, Tawwab recomienda estar atento a estos patrones y evitarlos.
Agresión pasiva
Como describe Tawwab, la agresión pasiva consiste en imponer consecuencias por las infracciones sin tomarse primero el tiempo necesario para comunicar tus límites. Es fácil caer en este patrón: cuando alguien hace algo que no te gusta, a muchas personas les resulta natural enfadarse o tomar represalias. Sin embargo, comportarse de forma pasivo-agresiva no suele ayudar a satisfacer tus necesidades, ya que la otra persona no sabrá qué ha hecho mal ni cómo mejorar hasta que se lo digas.
(Nota breve: si te cuesta evitar la agresividad pasiva, puede que valga la pena hablar con un terapeuta al respecto. Los profesionales de la salud mental señalan que la agresividad pasiva a veces se presenta como un síntoma de una enfermedad mental no tratada. Si tu agresividad pasiva está relacionada con una enfermedad mental, buscar tratamiento puede facilitarte la tarea de reducir este tipo de comunicación).
| Evita la comunicación pasiva Además de los tres patrones de comunicación negativos que describe Tawwab, algunos autores añaden un cuarto patrón negativo: la comunicación pasiva. Las personas que se comunican de forma pasiva no suelen considerar importantes sus propias necesidades. Por ello, casi nunca comparten sus necesidades con los demás. En cambio, prefieren centrarse en satisfacer las necesidades de los demás en sus relaciones. A largo plazo, la comunicación pasiva no es una estrategia eficaz para construir relaciones satisfactorias. Sin saber cómo te sientes y qué necesitas, las personas de tu entorno no tendrán la información necesaria para tratarte bien, y tú les niegas la oportunidad de conocerte más íntimamente. |
Agresión
La agresividad es exactamente lo que parece: enfadarse y levantar la voz, avergonzar a las personas y buscar pelea en respuesta a comportamientos no deseados. Aunque la comunicación agresiva puede ayudarte a expresar tu opinión, también hará que los demás te teman e incluso puede hacer que se alejen por completo de la relación. Debido a estos efectos perjudiciales, Tawwab sostiene que la agresividad no es una herramienta eficaz para mantener las relaciones.
(Nota breve: Aunque Tawwab sostiene que la agresividad no suele ser una buena herramienta de comunicación, otros autores argumentan que la comunicación agresiva puede ser útil en determinadas situaciones. Si te encuentras en una situación que te preocupa que pueda volverse peligrosa, adoptar una actitud agresiva puede ayudarte a salir rápidamente de ella).
Manipulación
Por último, la manipulación consiste en utilizar métodos indirectos para intentar conseguir lo que se quiere sin comunicar directamente los límites. A menudo, según Tawwab, los manipuladores intentan utilizar la culpa para que los demás hagan lo que ellos quieren. Al igual que la agresividad, la manipulación hace que los demás se sientan temerosos e incómodos, y puede provocar que las personas te guarden rencor o rompan su relación contigo. Por ello, la manipulación no es, en última instancia, una herramienta de comunicación muy útil.
(Nota breve: dado que los manipuladores intentan controlar las situaciones de forma sutil e indirecta, puede resultar difícil reconocer la manipulación en tus relaciones. Por ejemplo, además de comportamientos evidentes como el acoso y los insultos, la manipulación puede incluir métodos sutiles, como la negativa a entrar en conflicto, así como el «bombardeo amoroso». En ¿Por qué hace eso?, Lundy Bancroft explica que el «bombardeo de amor» es un patrón de comportamiento en el que una persona manipuladora ofrece un afecto excesivo al comienzo de una relación para ganarse tu confianza. Luego, retiene su afecto en un intento de obtener ventaja sobre ti. Si una de tus relaciones cae en este patrón, puede ser una señal de que estás siendo manipulado).
Por ejemplo, supongamos que te sientes sobrecargado en el trabajo y uno de tus compañeros se acerca a ti para preguntarte si puedes encargarte de un proyecto complicado por él. La opción más saludable sería establecer tus límites de forma inmediata y explícita, diciendo algo como «Te agradezco que estés pasando por un momento difícil, pero no puedo ayudarte con este proyecto». Por otro lado, si decides manipular a tu compañero de trabajo en lugar de expresar directamente tus límites, podrías mentir y decir que has oído que la dirección está decepcionada con la falta de iniciativa de tu compañero. Aunque este comportamiento podría convencer a tu compañero de trabajo para que termine el proyecto por su cuenta, probablemente también lo enfadarías, especialmente si se enterara de que le has mentido.
Explora más a fondo la comunicación y los límites
Para comprender mejor el contexto más amplio de la comunicación y los límites, lea las guías completas de Shortform sobre los libros mencionados en este artículo:
- La próxima conversación por Jefferson Fisher
- Pon límites, encuentra la paz por Nedra Glover Tawwab