¿Se levanta cada mañana con un claro sentido de propósito, o lucha por encontrar la motivación para perseguir sus objetivos? El antiguo concepto japonés de ikigai ofrece una poderosa solución a la crisis de motivación que hace que muchas personas se sientan estancadas e insatisfechas.
Esta completa guía explora cómo la búsqueda de su ikigai puede transformar su enfoque de la fijación de objetivos y la satisfacción vital. Basándose en Ikigai & Kaizen de Anthony Raymond e Ikigai de Héctor García y Francesc Miralles, descubrirá por qué las recompensas externas a menudo disminuyen la motivación, mientras que las recompensas internas crean un impulso duradero, junto con ejercicios prácticos para ayudarle a identificar su ikigai único.
Índice
¿Por qué encontrar su Ikigai?
En su libro Ikigai & Kaizen, Anthony Raymond sostiene que una de las razones por las que las personas luchan por alcanzar sus objetivos es que carecen de la motivación adecuada. Profundizaremos en este obstáculo antes de pasar a la solución que propone Raymond: encontrar tu ikigai.
Obstáculo: Te falta motivación
Raymond explica que uno se fija un objetivo por una de dos razones:
- Cree que conseguirlo le permitirá obtener recompensas externas, como aprobación social o dinero.
- Cree que perseguirlo le permitirá experimentar recompensas internas como el disfrute o la satisfacción.
Sugiere que es más probable que te sientas desmotivado cuando estás demasiado centrado en externas recompensas externas.
Por qué las recompensas externas disminuyen la motivación
Según Raymond, los objetivos motivados únicamente por recompensas externas son difíciles de cumplir porque no se alinean con lo que te llena ni te ofrecen oportunidades de dedicar tiempo a tus intereses. Como resultado, no inspiran emociones positivas que te hagan querer trabajar para conseguir tu objetivo. En lugar de eso, te centras sólo en el resultado potencial de alcanzar tu objetivo (la recompensa externa) y percibes las tareas relacionadas con el objetivo como tareas que debes hacer para llegar a la meta. Según Raymond, esta percepción hace que sea difícil reunir la energía necesaria para pasar a la acción y progresar de forma significativa.
Con el tiempo, la falta de progreso hace que asocie las tareas relacionadas con el objetivo con sentimientos incómodos que dificultan cada vez más la acción: Cada vez que piensa que debería trabajar en su objetivo, su falta de disfrute aumenta su conciencia de otras cosas que preferiría estar haciendo. Esta conciencia hace que le moleste dedicar tiempo a las tareas relacionadas con su objetivo, lo que le hace propenso a procrastinar. Entonces, ceder a la procrastinación desencadena sentimientos como la culpa (por no avanzar) y la ansiedad (porque queda mucho por hacer), lo que te deja demasiado agotado emocionalmente para pasar a la acción.
Por qué las recompensas internas aumentan la motivación
Por otro lado, Raymond argumenta que los objetivos motivados por recompensas internas son más fáciles de cumplir porque se asocia el proceso con la motivación. proceso de alcanzarlos con sentimientos placenteros. Esto se debe a que tales objetivos se alinean con lo que nos satisface, es decir, elegimos perseguirlos porque nos permiten dedicar tiempo a intereses que nos inspiran emociones positivas.
Como resultado, disfrutas trabajando en tareas relacionadas con objetivos, y tu disfrute crea un bucle de retroalimentación positiva . bucle de retroalimentación positiva que refuerza su deseo de pasar a la acción: Cada vez que trabaja para conseguir su objetivo, sus emociones positivas le hacen querer sumergirse en las tareas relacionadas con el objetivo. Cuanto más se sumerja, más fácil le resultará desarrollar la confianza y las habilidades que necesita para superar los retos y progresar. Este progreso te vigoriza y te hace querer seguir actuando.
Solución: Encuentra tu Ikigai
En su libro Ikigai, Héctor García y Francesc Miralles explican que puedes pensar en tu ikigai como tu "combustible existencial". Es lo que te hace seguir adelante en la vida y la razón por la que te levantas por la mañana. Tu ikigai puede consistir en ayudar a la gente o disfrutar de su compañía. Puede tratarse de un arte u oficio, como escribir o pintar. Puede tratarse de un deporte o una actividad. Puede tratarse de negocios, ciencia o cualquier otra cosa.
No se tiene necesariamente un solo ikigai. Einstein, por ejemplo, tenía dos ikigais: la física y tocar el violín. Decía que si no hubiera sido físico, habría dedicado su vida a la música.
El siguiente diagrama ayuda a ilustrar los diversos elementos que intervienen en su ikigai.

Anthony Raymond sostiene que conocer tu ikigai aumenta la motivación al ayudarte a fijar objetivos que prometen recompensas internas. Al igual que García y Miralles, Raymond afirma que el ikigai es un concepto que se traduce aproximadamente como "tu razón de ser", refiriéndose a las actividades personales y profesionales que dan sentido o propósito a tu vida.
Dice que un ikigai combina cuatro elementos que generan recompensas internas de forma natural:
1. Es algo que te gusta hacer. Esto hace que trabajar en tareas relacionadas con un objetivo sea placentero y satisfactorio. (Nota breve: según las investigaciones en el campo de la psicología positiva, centrarse en lo que te gusta también mejora tus posibilidades de alcanzar tus objetivos. Como estos objetivos te permiten experimentar una espiral emocional ascendente (aumento de los sentimientos de felicidad y satisfacción), eres capaz de acceder a las mejores partes de ti mismo -tus puntos fuertes y talentos únicos- y aplicarlos para lograr con éxito tu objetivo).
2. Es algo en lo que eres bueno, o en lo que estás dispuesto a llegar a ser bueno. Esto garantiza que tus acciones conduzcan a resultados positivos. Cada pequeña victoria aumenta tu confianza en tu capacidad para progresar. (Nota breve: además de aumentar la confianza, ser competente impulsa el progreso al aumentar la concentración. Kotler (El arte de lo imposible) explica que ser bueno en una tarea aumenta las posibilidades de completarla con éxito. Cada vez que se completa una tarea, se desencadena un pico de dopamina que aumenta la motivación y la concentración, haciendo que aumente el deseo de enfrentarse a tareas cada vez más desafiantes. De ello se deduce que ser bueno en lo que haces crea un bucle de retroalimentación neuroquímica positiva que hace que sea fácil y placentero ganar impulso hacia la consecución de tu objetivo).
3. Es algo que beneficia a los demás. Esto alinea las tareas relacionadas con los objetivos con un propósito más amplio, lo que hace que tengan sentido y sean satisfactorias. (Nota breve: Daniel H. Pink (Drive) aclara por qué alinear tu objetivo con un propósito mayor aumenta tu motivación: Estamos biológicamente predispuestos a querer ayudar a los demás. Por lo tanto, los objetivos que no contribuyen al bienestar de los demás parecen menos significativos porque no se alinean con tu inclinación natural a ayudar a los demás. Además, la investigación científica confirma que contribuir activamente al bienestar de los demás te hace más feliz: Cuando actúas con la intención de ayudar a los demás, activas las mismas partes de tu cerebro que se estimulan con actividades placenteras como comer bien o tener buen sexo).
4. Es algo con lo que puedes ganar dinero. Esto proporciona oportunidades de estabilidad financiera, permitiéndote dedicar más tiempo y energía a las tareas relacionadas con tus objetivos y a lo que te gusta hacer. (Nota breve: Aunque la seguridad financiera es importante, Ian Robertson (El efecto ganador) advierte de que introducir recompensas externas para actividades que te motivan internamente puede disminuir tu motivación con el tiempo. Para ello, desplaza tu atención de la satisfacción inherente que sientes mientras realizas la actividad a la recompensa externa que recibirás después de completarla. Este cambio de perspectiva puede transformar una actividad que antes era placentera en una obligación. Por lo tanto, mantén la misma atención en los tres primeros elementos enumerados anteriormente para mantener tu sensación de satisfacción).
Como tu ikigai genera recompensas internas, el proceso de trabajar para alcanzar objetivos basados en el ikigai es tan satisfactorio como lograrlos. Como resultado, siempre te sientes motivado para actuar y avanzar hacia esos objetivos.
Consejos para encontrar su Ikigai
Raymond sugiere que puedes encontrar tu ikigai clasificando todos tus intereses, habilidades, actividades e ideas profesionales en función de cada uno de los cuatro elementos que acabamos de esbozar. Por ejemplo, si una de tus aficiones es tapizar muebles, clasificarías esta actividad haciéndote estas cuatro preguntas:

Así, para el ejemplo de la tapicería, sus preguntas podrían ser las siguientes:
- ¿Cuánto me gusta tapizar?
- ¿Hasta qué punto son buenos mis proyectos terminados y hasta qué punto estoy dispuesto a mejorar mis habilidades?
- ¿Qué potencial tienen mis habilidades o mis muebles tapizados para beneficiar a otros?
- ¿Qué potencial tienen mis habilidades o mis muebles tapizados para ganar dinero?
Una vez que haya clasificado sus intereses y actividades, identifique todo lo que tenga una puntuación alta en los cuatro elementos.
| Registra cómo te hacen sentir tus actividades Si te cuesta pensar en posibles intereses o actividades, prueba este método complementario para identificar actividades satisfactorias: Lleva un diario para registrar y reflexionar sobre cómo te hacen sentir tus actividades. Según Bill Burnett y Dave Evans (Diseña tu vida), esto te ayudará a identificar qué tipo de experiencias te hacen sentir alegre, comprometido y lleno de energía, y cuáles te hacen sentir aburrido y agotado. Después de la primera semana de seguimiento, incluye reflexiones semanales en tu diario: Profundiza en los detalles de cada actividad para identificar lo que te gusta o disgusta de ella. Presta especial atención a con quién estabas, qué hacías, dónde estabas y con qué interactuabas (por ejemplo, personas, objetos o una máquina) a medida que tus sentimientos aumentaban o disminuían. Anota cualquier tema, idea o sorpresa que descubras. Si su agenda actual no ofrece mucha variedad, considere la posibilidad de incluir reflexiones sobre experiencias pasadas que destaquen por ser especialmente positivas o negativas. |
No te desanimes si no descubres inmediatamente tu ikigai. Raymond explica que encontrar tu ikigai es un proceso evolutivo: tus sentimientos hacia las distintas actividades cambiarán de forma natural a medida que crezcas y adquieras nuevas experiencias. Sugiere que completar este ejercicio periódicamente te ayudará a comprender tus prioridades cambiantes. Con el tiempo, esto te proporcionará oportunidades para avanzar hacia actividades que te recompensen internamente.
| Establezca objetivos a corto plazo David Epstein (Gama) se hace eco de la idea de que los objetivos significativos dependen de tu voluntad de evaluar continuamente y adaptarte a los cambios de prioridades. Añade una forma práctica de poner esto en práctica: Planificar a corto plazo en lugar de a largo plazo. Sostiene que es mejor perseguir objetivos y oportunidades satisfactorios a corto plazo que comprometerse con un único objetivo o visión a largo plazo por dos razones: 1. No puedes predecir cómo cambiarán tus necesidades: Lo que te satisface ahora puede que no te satisfaga dentro de unos años. 2.No puedes predecir cómo cambiará el mundo: Es imposible saber qué oportunidades habrá o no en el futuro. Planificar a corto plazo te ayuda a adaptarte fácilmente a estos cambios y a aprovechar las oportunidades inmediatas, exponiéndote a experiencias aún más satisfactorias que las que podrías encontrar con una visión a más largo plazo. |
Ejemplo: Takumis japoneses
En Japón, los takumis son personas que aprenden a fluir con su ikigai a medida que se convierten en maestros de un oficio muy particular. El trabajo de los takumis muestra un tipo especial de simplicidad que combina sofisticación y atención al detalle en la búsqueda de su ikigai. Diversas industrias los emplean, desde fabricantes de automóviles a empresas de entretenimiento.
Por ejemplo, en una ciudad japonesa con varias fábricas de brochas de maquillaje para grandes empresas. Una tal Takumi se había convertido en una experta en elegir y clasificar las cerdas de las brochas. Estaba visiblemente feliz y entregada a su tarea, que realizaba con una habilidad y una gracia asombrosas, totalmente absorta en el estado de flujo. El presidente de la empresa les dijo que esta takumi era una de las personas más importantes de la empresa, porque por ella pasaban todas las cerdas de los cepillos. Los takumis protegen su espacio y se aseguran de crear entornos libres de distracciones que favorezcan la entrada en el estado de flujo. Suelen ser muy reservadas, ya que prefieren limitar muchas de sus actividades.
| Otros métodos para encontrar su ikigai Logoterapia: La logoterapia es única entre las formas occidentales de psicoterapia porque se centra explícitamente en ayudar a las personas a encontrar sentido. Al igual que el ikigai, la logoterapia afirma que no creamos el sentido de nuestra vida, sino que lo descubrimos. Al contrario, lo descubrimos. La práctica formal de la logoterapia se desarrolla en cinco pasos o etapas: 1. Alguien se siente vacío o ansioso. 2. Un terapeuta ayuda a la persona a darse cuenta de que sus sentimientos negativos son en realidad el deseo de una vida con sentido. 3. El paciente descubre el propósito de su vida, relativo a ese momento en el tiempo. 4. El paciente acepta libremente ese propósito. 5. Con su recién descubierta pasión por la vida, el paciente supera ahora sus problemas y penas. Terapia Morita: Otra posible ayuda para encontrar tu ikigai proviene de la terapia Morita, una forma japonesa de terapia vital basada específicamente en encontrar tu propósito. La terapia Morita enseña a las personas en crisis psicológica a aceptar sus emociones en lugar de intentar controlarlas. Dice que tus emociones cambiarán automáticamente cuando cambies tus acciones, y cuando esto ocurra, tu propósito se aclarará. La práctica de la terapia Morita tiene lugar en cuatro etapas. La primera es una semana de reposo absoluto en cama y silencio total. Esto crea un espacio prolongado para no hacer nada más que observar tu mente, despejando así las capas de actividad mental maníaca que oscurecen tu propósito. La segunda y tercera etapas llevan al paciente a través de una reintroducción de varias etapas a la vida activa y al trabajo. Las actividades incluyen llevar un diario, practicar ejercicios de respiración, caminar y realizar tareas domésticas, pero manteniendo casi siempre el silencio para que el paciente pueda seguir reflexionando. En la cuarta fase, el paciente vuelve al mundo y a la vida social como una persona recién dirigida interiormente y con un claro sentido de su propósito. El paciente sabe ahora quién es y qué se supone que debe hacer. |
Pruebe estos ejercicios Ikigai
¿Por qué te levantas por la mañana? ¿Qué da sentido y propósito a tu vida?
Muchas personas no pueden responder a estas preguntas. Peor aún, están atrapadas en estilos de vida disfuncionales que les impiden descubrir cuál es su propósito. Si eso te suena a ti, echa un vistazo a estos ejercicios de ikigai. Te ayudarán a reflexionar sobre cuál podría ser tu ikigai personal y a considerar algunas posibles vías para hacerlo realidad.
Ejercicio 1: Considera tu Ikigai
- ¿Cómo le hace sentir el concepto mismo de ikigai? ¿Le parece "correcto"? ¿Tiene sentido para ti? ¿Por qué sí o por qué no?
- Describe a alguien que tenga un ikigai fuerte. Puede ser alguien que conozcas personalmente o algún personaje famoso de la historia (un artista, un deportista, un inventor o cualquier otra persona). ¿Cuál es su ikigai? ¿Cómo puedes saberlo?
- ¿Cuál crees que es tu ikigai? (Recuerda que algunas personas tienen más de uno, así que si es tu caso, enuméralos todos).
- Si no conoces tu ikigai, ¿por qué no? ¿Qué te impide averiguar cuál es tu propósito en la vida?
Ejercicio 2: Utiliza la fluidez para encontrar tu ikigai
Anota las actividades que te llevan al estado de flujo. (Son actividades que te atraen tan profundamente que el tiempo vuela y te sientes placenteramente concentrado, creativo y capaz. Pueden estar relacionadas con tu trabajo, aficiones, talentos, relaciones interpersonales o cualquier otro factor).
- ¿Por qué cree que estas actividades concretas le generan flujo?
- ¿Qué tienen en común todas estas actividades? ¿Qué temas recurrentes incluyen?
- Profundiza: ¿Qué ikigai (o ikigais) puede haber detrás de tus actividades de flujo? ¿Hacia qué propósito de vida te impulsan estas actividades?
Más información sobre Ikigai
Si quiere saber aún más sobre el ikigai, le recomendamos que consulte las guías completas de los libros mencionados en este artículo:
- Ikigai y Kaizen por Anthony Raymond
- Ikigai por Héctor García y Francesc Miralles